Uno de los problemas más comunes en sistemas de climatización y calefacción es cuando la temperatura ambiente no alcanza el valor programado en el termostato. Esta situación genera incomodidad, especialmente en los meses de frío o calor extremos, y suele deberse a fallos menores que pueden resolverse con un buen mantenimiento.
En este artículo te explicamos las causas más habituales de este problema, cómo comprobar el estado de las válvulas de termostato de los serpentines, y qué hacer para mejorar el rendimiento de tu equipo.
Cuando programas tu termostato para mantener, por ejemplo, 22 °C, pero el aparato no logra llegar a esa temperatura, puede deberse a varios factores. Entre ellos, el más común es que algo esté limitando el flujo de agua o aire dentro del sistema.
Tal y como indican los manuales técnicos:
“La temperatura ambiente no alcanza el valor programado. Compruebe si las válvulas de termostato de los serpentines de la habitación en la que está instalado el aparato están completamente abiertas.”
Esto significa que, antes de pensar en averías más complejas, debemos revisar lo más básico: que las válvulas y serpentines estén en correcto funcionamiento y permitan el paso del caudal necesario.
Las válvulas regulan el paso del agua caliente o fría en los serpentines (intercambiadores de calor).
Si están cerradas o bloqueadas, el caudal es insuficiente y el aparato no puede alcanzar la temperatura deseada.
La solución es revisar y abrir completamente estas válvulas.
La presencia de aire atrapado en las tuberías o en los radiadores provoca que el agua no circule correctamente.
Síntoma típico: ruidos en el sistema o radiadores que se calientan solo por la parte inferior.
Solución: purgar el circuito para liberar el aire acumulado.
Con el tiempo, polvo, suciedad y sedimentos pueden acumularse en los filtros o serpentines.
Esto reduce el intercambio de calor y hace que el sistema funcione a menor rendimiento.
Mantener los filtros limpios es clave para la eficiencia energética.
Un termostato instalado cerca de fuentes de calor, corrientes de aire o en zonas poco representativas de la estancia puede enviar señales incorrectas al sistema.
Si el termostato “cree” que la temperatura es mayor de la real, el aparato no trabajará lo suficiente.
La solución pasa por reubicarlo o calibrarlo.
A veces el problema no es del aparato, sino del entorno:
Ventanas mal cerradas, puertas sin burlete o paredes poco aisladas hacen que la temperatura nunca se mantenga.
Mejorar el aislamiento reduce la pérdida energética y ayuda a que el equipo alcance el valor programado.
Si la bomba que impulsa el agua por el sistema no funciona correctamente, el caudal no será el adecuado y la temperatura se quedará corta.
El primer paso ante este problema siempre debe ser comprobar las válvulas de termostato de los serpentines. Estas piezas cumplen una función esencial: permitir o limitar el flujo de agua caliente o fría en el intercambiador de la habitación.
Si están cerradas, la habitación no recibirá suficiente energía térmica.
Si están parcialmente abiertas o atascadas, el rendimiento será bajo.
Una revisión sencilla (abrirlas completamente y verificar su movilidad) puede solucionar el problema sin necesidad de intervención técnica compleja.
Revisar válvulas periódicamente: Asegúrate de que estén abiertas y sin bloqueos.
Purgar radiadores y tuberías: Al menos una vez al año, especialmente antes de la temporada de calefacción.
Limpiar filtros y serpentines: El polvo acumulado reduce la eficiencia del sistema.
Controlar la ubicación del termostato: Evita instalarlo cerca de ventanas, radiadores o electrodomésticos que emitan calor.
Verificar la bomba de circulación: Un técnico puede comprobar si está funcionando correctamente.
Mantener buen aislamiento en casa: Evita pérdidas de energía que dificultan alcanzar la temperatura programada.
Si después de revisar las válvulas, purgar el sistema y limpiar los filtros el problema persiste, lo recomendable es contactar con un técnico especializado en climatización. Algunas señales de que necesitas asistencia profesional son:
El aparato no responde a las órdenes del termostato.
La bomba de circulación hace ruidos extraños.
El consumo energético es elevado pero el confort térmico es bajo.
Hay pérdidas de agua visibles en el sistema.
Un especialista puede diagnosticar fallos eléctricos, hidráulicos o de componentes internos que no son fáciles de detectar sin experiencia.
Cuando la temperatura ambiente no alcanza el valor programado, lo primero es realizar comprobaciones básicas: asegurarse de que las válvulas de termostato de los serpentines estén abiertas, purgar el aire del sistema y mantener limpios los filtros. Estos pasos suelen resolver la mayoría de los problemas y evitan un sobreconsumo energético.
Si aun así el aparato no logra climatizar la estancia, lo mejor es contar con un técnico cualificado que revise la instalación en profundidad. Un buen mantenimiento preventivo no solo asegura el confort, sino que también prolonga la vida útil del sistema y reduce la factura energética.